3 Famous People Who Overcame Adversity And Influenced Millions. They didn’t blame their pasts and became 3 of the world’s most influential people..
Desde hace unas semanas me cacho pensando en la ropa que hubiera usado para ir a verte bailar algo cursi en la celebración del día de las madres de tu escuelita.
Lo tengo clarísimo: me habría puesto una falda larga de mezclilla, tacones (porque es día de presumir), camisa blanca con un par de botones desabrochados para mostrar en ciertos ángulos sutiles, el bralette que me gustó y que en mí fantasía, te hubiera enseñado para que le pidieras a tu papá que lo comprara para regalármelo en esta fecha.
Obviamente habría una mimosa camuflada dentro de un termo y habríamos invitado a todas tus abuelas.
Los detalles, así de precisos, son los que me regresan a la realidad.
Necesito imaginar un mundo donde te veo crecer para que no te sientas como un sueño que jamás pasó. Te pienso todos los días y la diferencia entre crear castillos en el aire y quedarme a vivir en ellos, es la certeza de que aunque no estás, tu siempre estás.
Estás en la lluvia. Y en el olor a lluvia.
Estás cuando tu papá hace una voz chistosa tratando de imitarte, imaginando las cosas que me dirías y la forma en la que lo harías. Estás en nuestras risas llenas de anhelo después de eso.
Estás en la risa de Diana y en la certeza que Paula se entrega todos los días. Estás en la mirada determinante y bondadosa de mi mamá, en su espíritu feroz y generoso.
Estás en todo lo que hago y en todo lo que me he convertido desde que soy tu mamá pero no por mérito propio sino por esa fuerza extraña que nos arrastra sin necesidad de ponerle una gota de voluntad.
Esa fuerza misteriosa que nos lleva a lugares que no llegaríamos sino fuera por algo más grande que nosotros mismos.
¿De eso se trata el amor por los hijos? ¿De algo inmenso e insensato que nos ha convertido en lo que somos?
A veces hago cosas por ti y para ti que no haría por nadie más y eso me hizo entender que el amor que me provocas no es únicamente algo que nace de ti o de mí, sino de algo misterioso y casi sagrado, que nunca he podido explicar pero que estoy segura que todas las mamás entienden.
Esta locura mía de imaginarte crecer como una línea en el futuro que nunca será pero también de imaginar a otros bebés, que todavía no llegan y no sé si llegarán pero en los que pienso constantemente como “mis hijos”, sobre todo en situaciones donde sólo sería capaz de entregarme en ese nivel sí lo hiciera por ustedes.
Cuando vi interestelar por primera vez me impactó muchísimo porque me explicaron (y además muy bien) cosas que yo había sentido y supuesto sobre el universo y mi existencia desde siempre pero que no supe entretejer nunca. Una de las revelaciones que más me gustó fue la idea de que el papá e Murphy, en otros tiempos y dimensiones, hizo cosas para que su hija pudiera cumplir su destino de salvar a la humanidad. Y aunque yo no he cruzado ningún agujero negro, ni planeo endilgarles semejante chamba a mis hijos, pienso que aveces hago cosas que son por y para los hijos que aun no nacen y que claramente, también habría hecho para ti, mi amor.
Adornar la casa en cada estación, con el mismo detalle y esfuerzo que lo haría para unos niños ilusionados que se maravillan de las luces de navidad o el papel colorido del día de muertos aunque "solo" lo veamos tu papá y yo, pero sintiendo que en realidad lo ves tú y lo ven ellos, los hijos que todavía no están.
La maternidad es un poco eso: perder la cabeza por los hijos y buscarle sentido. De buscar razones para explicar como es que tanto amor y tanto esfuerzo sale de nuestro ser, tanto que a veces confirmamos que no viene solo de nosotras, sino de ustedes, los hijos.
Probablemente los hijos seamos esa fuerza extraña que arrastra a la humanidad a nuevos y mejores lugares, lugares que sin su inspiración no seríamos capaces de construir. Pero no es que sean ustedes (nosotros “los hijos”) en esencia lo que atraviesa galaxias, sino el amor que les ofrecemos a los hijos.
Esa fuerza que no necesita de la vida misma para existir y resistir. Nuestro amor por ustedes, es la quinta fuerza del universo.
Y sí ¿la maternidad se trata de eso? De volvernos locas y radicales y sensibles y de imaginar lo inimaginable, lo que esta después del borde de la cordura. Del sacrificio que se vuelve sagrado y de la ferocidad y de no aceptar un no como respuesta ante la pregunta más simple e importante: ¿Cuál es el límite de nuestro amor por ustedes? ¿a dónde nos lleva? ¿lo que vemos es todo lo que existe? ¿lo que existe es todo lo que podemos ofrecerles?
Otra vez fue día de las madres y no pude evitar pensar en ti y en esto que me asombra todos los días: nuestra inmensa capacidad de amar a los hijos.
Me es imposible dejar de notar todo lo que construí para convertirme en tu mamá, todo eso que está aquí, lo que te hace más real que un recuerdo.
Y también todo lo que no sucedió, las fantasías que puse a tu alrededor, los otoños y los día de muertos, mis cumpleaños y los 21 de febrero. La ilusión de hablarles de ti a los que todavía no llegan, la certeza de que lo que hoy hago por ustedes, mis hijos, será el recuerdo de los que vienen.
Las mamás vivimos en líneas temporales y dimensiones distintas, el amor que nos mueve en ellas es nuestra más grande ofrenda para ustedes y a la vez, la mayor revelación que la vida nos ha brindado.
Gracias por eso, amor mío.
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